jueves, 6 de agosto de 2015

La guitarra barroca

La guitarra barroca
Diego Velázquez, Los tres músicos (1616)

En las décadas finales del siglo XVI la vihuela de mano fue perdiendo su privilegiado lugar en la sociedad española. Se impuso con fuerza un nuevo instrumento punteado que reunía características de la vihuela y de la guitarra de cuatro órdenes. Este nuevo instrumento era llamado generalmente guitarra, aunque con frecuencia aparece también como vihuela. Para evitar confusiones con otros modelos de guitarra, actualmente se ha adoptado la expresión guitarra barroca, porque tuvo su vigencia en la época que se conoce como Barroco (siglos XVII y gran parte del XVIII).
a característica diferencial más importante de la guitarra barroca respecto a otras guitarras históricas está en el número y la afinación de sus cuerdas. Normalmente se distribuían en cinco órdenes, todos dobles, salvo la prima. Los órdenes cuarto y quinto admitían afinaciones diversas combinando cuerdas graves (o bordones) y agudas. Estas eran las posibilidades más usadas:


Afinación con bordones
Afinación sin bordones





Es decir, el tañedor podía mezclar cuerdas graves y agudas o poner solo agudas en los órdenes quinto y cuarto. El primer encordado era más indicado para rasguear acompañando canciones, mientras en el segundo lucían mucho mejor las exquisiteces del estilo punteado. La proximidad de la afinación de las cuerdas sin bordones permitía la ejecución de rápidas escalas en las que cada nota se pulsaba en una cuerda distinta produciendo un efecto parecido al arpa. Es la técnica conocida como «campanelas», que solo se puede realizar en la guitarra barroca. Muchas obras mezclaban los rasgueos con los «primores» peculiares del estilo barroco: trinos, temblores, ligados, etc.

La facilidad en el manejo hizo que la guitarra adquiriera una enorme popularidad en toda Europa, pero también provocó no pocas críticas de los espíritus más exigentes. Los guitarristas se convirtieron en defensores de la perfección de su instrumento, de modo que en sus tratados abundan los argumentos a favor, no siempre con razones de peso. La guitarra podía estar presente igual en un bodegón sevillano que en una fiesta galante de cualquier corte europea.
En este vídeo, Enrique Solinís nos interpreta de forma muy original Canarios de Gaspar Sanz(1640-1710), una de las obras más tocadas por los guitarristas noveles actualmente.
Aquí os dejo el enlace a la partitura para guitarra revisada por Jean François.Delcamp http://www.delcamp.net/pdf/gaspar_sanz_canarios.pdf.


Enrique Solinís (Bilbao), es considerado según la crítica uno de los mayores virtuosos de su generación.

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